Por Paul Copan
Hay pocas cosas más frustrantes que presentar con cuidado las razones del significado de un texto (tanto bíblico como no), sólo para que nos desestimen con indiferencia y digan: «¡Esa es sólo su propia interpretación!».
La gente reduce el significado a la interpretación o la perspectiva personal, ya sea que se estén analizando las Escrituras, la historia, la literatura o la política. Quién no ha escuchado la frase de Friedrich Nietzche:
Hay pocas cosas más frustrantes que presentar con cuidado las razones del significado de un texto (tanto bíblico como no), sólo para que nos desestimen con indiferencia y digan: «¡Esa es sólo su propia interpretación!».
La gente reduce el significado a la interpretación o la perspectiva personal, ya sea que se estén analizando las Escrituras, la historia, la literatura o la política. Quién no ha escuchado la frase de Friedrich Nietzche:
«No hay hechos; sólo interpretaciones»
Pero ¿acaso el que lo dice no supone que esa afirmación es un hecho, no una interpretación? Muchos afirman que las conclusiones sobre el aborto son sólo cuestión de «interpretación» o «perspectiva», pero dan la impresión de que si usted no está de acuerdo con ellos, está equivocado.
Negar la objetividad es suponer que algo es una verdad objetiva para todas las personas. «Todo es cuestión de interpretación, sin importar si usted está o no de acuerdo con lo que digo». Sólo tenemos dos alternativas: la trivialidad («Todo es cuestión de perspectiva, incluso la mía»; entonces ¿para qué creerlo?) o la incoherencia ( «Todo es cuestión de perspectiva, excepto en mi caso»; y la persona se transforma en la excepción a su propia regla).
La mayoría apela a la «interpretación», porque no quiere otra alternativa. La «interpretación» es a menudo una cortina de humo para procurar motivaciones o autonomía personal.
Para tener un mejor discernimiento, podemos preguntar: «¿Quiere decir que no le gusta mi interpretación o que tiene buenas razones para no estar de acuerdo con ella?». Hay otras preguntas que vale la pena hacer: «¿Es posible que alguna vez una perspectiva sea correcta?», «¿No es verdad que algunas cosas no tienen que ver con la perspectiva (como la tierra plana frente a la tierra redonda)?», «¿Cómo sabe usted que su interpretación y la mía son en realidad diferentes?».
Aunque no siempre podamos llegar a la verdad, podemos discernir cuáles perspectivas se acercan más a ella. En general, confiamos más en un periódico serio que en los tabloides de la prensa sensacionalista, aunque los buenos periódicos pueden equivocarse, a veces. Poder reconocer que algunas interpretaciones son más factibles que otras (y por lo tanto, más probables) indica que no todo es cuestión de interpretación. Por eso, debemos estar dispuestos a justificar la posición más factible.
En todo caso, si todo es cuestión de perspectiva, ¿cómo distinguimos entre las ideas razonables y las descabelladas? A pesar de nuestras limitaciones, no podemos evadir la objetividad. Negar la posibilidad de que exista es afirmar su realidad. Incluso el «perspectivista» cree que los que no están de acuerdo con él están equivocados desde un punto de vista objetivo.
- Extraído de la Biblia de Estudio de Apologética
- Extraído de la Biblia de Estudio de Apologética
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